jueves, 25 de enero de 2018

REGLAS DE ACENTUACIÓN



Los conceptos de fonema y sílaba son básicos para comprender las reglas de acentuación. 
  • Fonema. Sonido articulado emitido al hablar. Los hay de dos tipos: vocálicos /a/, /e/, /o/, /i/, /u/ y consonánticos /b/, /d/, /s/, /j/. En español hay 22 fonemas y de éstos derivan 29 grafías o letras.

  • Sílaba. Está formada por una o varias letras pronunciadas en una sola emisión de voz. En todas las sílabas hay por lo menos una vocal, acompañada de una o varias consonantes. Las vocales solas pueden formar una sílaba, pero las consonantes no. Así, por el número de sílabas, las palabras se clasifican en monosílabas, bisílabas, trisílabas y polisílabas.

Asimismo, las vocales fuertes (a, e o) y débiles (i, u) al unirse pueden formar:
  • Diptongos. Dos vocales juntas, una débil y una fuerte (dual, diáfana, canción); una fuerte y una débil (heroico, hay, hoy) o dos débiles (huída, viuda).
  • Triptongos. Tres vocales juntas, una vocal fuerte en medio de dos débiles (hioides, amortigüéis).
  • Hiatos. Coincidencia de dos vocales fuertes que forman sílabas separadas (ca-er, a-eroplano, ve-hemente) o una débil acentuada gráficamente y una fuerte (dí-a, dú-o, ma-íz).


TIPOS DE ACENTO

  • Acento prosódico. Las voces tienen una sílaba con mayor énfasis de voz que recibe el nombre de tónica: y por el lugar que ocupa, las palabras se clasifican prosódicamente en cuatro grupos: agudas, graves o llanas, esdrújulas y sobresdrújulas.
  • Acento ortográfico. El acento ortográfico o tilde se aplica en los siguientes casos según las reglas establecidas:
PALABRAS
LLEVAN ACENTO ORTOGRÁFICO
EJEMPLOS
Agudas: la sílaba tónica es la última.
Si terminan en N, S o vocal y terminan en hiato.
Corazón.
Compás.
Maíz.
Abril.
Graves o llanas: la sílaba tónica es la penúltima.
Si terminan en consonante, excepto N, S, vocal o hiato.
Árbol.
Cóndor.
Imagen.
Mañana.
Esdrújulas: la sílaba tónica es la antepenúltima.
Siempre.
Aéreo.
Carácter.
México.
Sobresdrújula: la sílaba tónica es la anterior a la antepenúltima.
Siempre.
Devuélvemelo.
Escríbemelo.
Apréndetelo.

  • Acento diacrítico. la tilde (´) en este tipo de acento sirve para diferenciar el valor gramatical de algunas palabras que se escriben igual. 
 
Con acento
Sin acento
Mí, tú, él, pronombres personales:
A mí no me gustan las espinacas.
Tú eres mi mejor amigo.
Él se divirtió mucho en la fiesta.
Mi, tu, adjetivos; el artículo:
Mi nombre es Jorge.
Tu esfuerzo es importante.
El libro es interesante.
Dé, verbo dar:
Dé lo que tenga para ayudar.
De, preposición:
De hoy en adelante, llegaras temprano.
Sé, verbo saber o ser:
Sé perfectamente que es tarde.
Se, pronombre:
Hoy se fue.
Té, bebida:
Los ingleses prefieren tomar té en vez de café.
Te, pronombre:
Te invito a comer el próximo domingo.
Más, adverbio de cantidad:
Es más rico de lo que pensabas.
Mas, conjunción adversativa:
Mas era demasiado tarde.
Qué, cuál, cómo, pronombres relativos:
¿Cómo realizaras el proyecto?
Que, cual, como, conjunciones ilativas o conectores:
Hoy como ayer espero un nuevo día
Aún, todavía:
¿Aún no has terminado el curso?
Aun, inclusive:
Le condenaron, aun sabiendo que era inocente.

ACTIVIDADES
1. Has la separación silábica de las siguientes palabras y escribe la primera letra de acuerdo con qué tipo de palabra es por número de sílabas (M: monosílaba, B: bisílaba, T: trisílaba, P: polisílaba). Si hubiese diptongo, triptongo o hiato, escribe delante de la palabra la sigla D, T o H, según corresponda.

Palabra
División silábica
Número de sílabas
D, T, H
mitología
mi-to-lo-gí-a
P
H
cráneo



industrial



vehemente



perpetuéis



anhelo



oído



ahuecar



cándidamente



opulencia



extinguir



restaurante



caída



geografía




2. Subraya la sílaba tónica y escribe qué tipo de palabra es: aguda, grave, esdrújula o sobresdrújula.

mercantil
Aguda
díselo

ámbar

policía

matemática

contemporáneo

cónsul

instante

diciéndoselo

mariposa

examen

abdomen

atravesar

conjuntándose

madrugar

cantaríamos

bajío

contábaselo

decía

reunión

reliquia

duodécimo

maíz

leía

retráctense

arduo


3. Escribe los acentos que hacen falta en el texto siguiente.

La odisea literaria de un manuscrito 

A principios de agosto de 1966 Mercedes y yo fuimos a la oficina de correos de San Angel, en la ciudad de Mexico, para enviar a Buenos Aires los originales de Cien años de soledad. Era un paquete de quinientas noventa cuartillas escritas en maquina a doble espacio y en papel ordinario, y dirigido al director literario de la editorial Sudamericana, Francisco (Paco) Porrua. El empleado del correo puso el paquete en la balanza, hizo sus calculos mentales, y dijo: 

—Son ochenta y dos pesos. 

Mercedes conto los billetes y las monedas sueltas que llevaba en la cartera, y me enfrento a la realidad: 

—Solo tenemos cincuenta y tres. 

Tan acostumbrados estabamos a esos tropiezos cotidianos despues de un año de penurias, que no pensamos demasiado la solucion. Abrimos el paquete, lo dividimos en dos partes iguales y mandamos a Buenos Aires solo la mitad, sin preguntarnos siquiera como ibamos a conseguir la plata para mandar el resto. Eran las seis de la tarde del viernes y hasta el lunes no volvian a abrir el correo, asi que teniamos todo el fin de semana para pensar. 

Ya quedaban pocos amigos para exprimir y nuestras propiedades mejores dormian el sueño de los justos en el Monte de Piedad. Teniamos, por supuesto, la maquina portatil con que habia escrito la novela en mas de un año de seis horas diarias, pero no podiamos empeñarla porque nos haria falta para comer. Despues de un repaso profundo de la casa encontramos otras dos cosas apenas empeñables: el calentador de mi estudio que ya debia valer muy poco y una batidora que Soledad Mendoza nos habia regalado en Caracas, cuando nos casamos. Teniamos tambien los anillos matrimoniales que solo usamos para la boda y que nunca nos habiamos atrevido a empeñar porque se creia de mal agüero. Esta vez, Mercedes decidio llevarlos de todos modos como reserva de emergencia. 

El lunes a primera hora fuimos al Monte de Piedad mas cercano, donde ya eramos clientes conocidos, y nos prestaron —sin los anillos— un poco mas de lo que nos faltaba. Solo cuando empacabamos en el correo el resto de la novela, caimos en la cuenta de que la habiamos mandado al reves: las paginas finales antes que las del principio. Pero a Mercedes no le hizo gracia porque siempre ha desconfiado del destino. 

–Lo unico que falta ahora–dijo–es que la novela sea mala. 

La frase fue la culminacion perfecta de los dieciocho meses que llevábamos batallando juntos para terminar el libro en que fundaba todas mis esperanzas. Hasta entonces habia publicado cuatro en siete años, por los cuales habia percibido muy poco mas que nada. Salvo por La mala hora, que obtuvo el premio de tres mil dolares en el concurso de la Esso Colombiana, y me alcanzaron para el nacimiento de Gonzalo, nuestro segundo hijo, y para comprar nuestro primer automovil.

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